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Muertes iniciáticas
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Uno de los objetivos como terapeutas es “sintonizarnos” con nuestros pacientes para hacer un proceso de acompañamiento.
Y utilizamos el término “acompañar” porque, el término terapeuta quiere decir “acompañante”.
Por tanto, un psicoterapeuta es un “acompañante del alma”
Otro término que también define nuestra labor es el de “ginecólogo” es decir alguien que asiste a un proceso de alumbramiento.
En este caso se trata de alguien que asiste al nacimiento de un nuevo yo.
Observemos el crecimiento del bambú como caña que cada cierto tiempo enfrenta una especie de crisis en la que se retuerce conformando un nudo, y sobre éste comienza otro ciclo de crecimiento y actividad.
Como es evidente los nudos dan a la caña la consistencia y firmeza que la hace particularmente valiosa y fuerte.
Pues bien, a lo largo de la vida también experimentamos ciclos en los que los hábitos y las circunstancias internas y externas que un día sirvieron, comienzan a caducar en aras del cambio renovador que se avecina y de las experiencias de aprendizaje que éste demanda.
Los nudos son tiempos difíciles en los que la vida nos pone en el camino de alguien que sabe acompañarnos, de alguien que hace de ginecólogo de la citada crisis.
Un SER que es testigo firme, amoroso y consciente de las vicisitudes de ese nudo y del correspondiente nacimiento a un nuevo ciclo.
A veces, estos ciclos son producto de la finalización de una vida de pareja, o relacionados con un cambio de actividad profesional, una enfermedad, y así por el estilo.
Cambios y pérdidas de todo tipo que conllevan a lo que podemos llamar como muertes psicológicas; o más bien iniciáticas.

ACOMPAÑANTE TRANSPERSONAL
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